El paseo de la vergüenza

Este mes se produjo un «paseo en silla de ruedas» de apenas 150 metros en el que participaron varios ediles, incluido el propio Alcalde, además del Jefe de Policía Local. Intervinieron en el acto varios vehículos y agentes de Policía Local para asegurar el trayecto, además de miembros al parecer del colectivo FEGADI, que como tantos colectivos suelen ser utilizados por políticos (y en este caso incluso por el Jefe de Policía) como excusa para simular tener algún interés en la accesibilidad.

La zona elegida fue la Alameda en el casco urbano de San Roque, donde existen numerosos servicios básicos como bancos, cafeterías, puntos de servicio de ENDESA, Registro de la Propiedad, Espacio Joven (donde se alojan algunas concejalías), Colegio de Arquitectos, etc. Sin embargo en el paseo no se intentó ni por asomo acceder a ninguno de ellos, probablemente porque ya se conoce que son todos inaccesibles.

Alcalde y concejales probando su destreza en silla de ruedas

Se evitaba de esta forma intentar salir a la derecha por el Pasaje el Calvario, que hace honor a su nombre con una «rampa» de 26 metros con pendiente superior al 27%, además de tener que superar el «escaloncito» que tradicionalmente dejan en las rampas de salida.

Rampa con escalón de salida, para no poner las cosas fáciles.
Rampa de 26 metros con más de un 27% de pendiente sin señalización alguna
Acceso al Pasaje el Calvario desde la Alameda

El paseo continuaría por un tramo de acera de unos 40 metros, previamente despejado probablemente por la Policía Local, que tras sortear el «escaloncito» de entrada a la acera, que por supuesto tampoco cumple ningún tipo de normativa, aprovechan para señalizar un par de PMR que se encuentran en ese tramo.

PMR en batería sin posibilidad de bajada

Por supuesto, ni que decir tiene que la PMR tampoco cumple la normativa impidiendo su uso por las personas que más lo necesiten. Ya no sólo por las medidas reglamentarias, si no porque al no disponer de acceso al acerado y tener un firme muy irregular, bajar ahí en una silla de ruedas se antoja imposible. Eso sí, es muy útil cuando cualquier ciudadano quiere ir «un minutito» al banco o para que políticos se fotografíen en silla de ruedas como ha quedado demostrado.

Siguiendo la máxima de «una PMR, una foto», volvemos a hacer lo mismo en la siguiente

En la siguiente parada obligatoria también hay que preocuparse del posado, de la asistencia policíal para colgar cartelitos, pero NO de que la PMR cumpla la normativa. Nuevamente nos encontramos con una PMR que NO tiene las dimensiones obligatorias, NO tiene acceso al acerado, pero es muy útil para ir «un minutito» al banco o donde se tercie.

PMR acondicionada para ir «un minutito» al banco.

Pero como sólo hemos recorrido apenas 50 metros, tras esa PMR toca cruzar la calzada para «intentar» llegar al otro lado… ¿cómo lo consiguieron? No hay registros del evento (no hicieron fotos y dejaron de grabar esos metros), pero la situación se antoja complicada.

Si queremos pasar del punto 1 al punto 3… ¿qué hacemos con el tramo 2?

Aquí los tenemos haciendo el tramo 1, donde un edil parece que ya avanzó la solución al problema…

Inicio del tramo 1
Desvío cuando ven que no hay donde ir

Y es que si los dos ediles que se dirigen a cruzar el paso de peatones no se hubieran bajado antes de dejar de hacer fotos, tendrían que hacer frente primero al tradicional escalón de subida a la acera (el concepto de cota cero es desconocido en estas latitudes), luego sortear la señal de tráfico estratégica e ilegalmente colocada sin caerse de la silla, y si lo consiguen deberían bajar un bordillo a cota normal (unos 12 cms.) para comprobar que detrás no hay paso de peatones siquiera. ¿Qué hacemos entonces?… pues como algún avispado edil ya adelantó, tirar por la calzada entre los coches.

Obstáculos tras paso de peatones (Tramo 1)
Tramo dos de imposible acceso

Pero no pasa nada, porque finalmente vuelven a hacerse fotos tras unos minutos de incertidumbre mientras saltan ese trozo, iniciando el tramo 3 en el camino de vuelta, y aquí no ha pasado nada.

Sigue el postureo como si no hubiera pasado nada. El tramo 2 no existe.

En el siguiente tramo de unos metros previamente se había despejado la acera de mesas y sillas incómodas, que de algo tiene que servir ir escoltados por varias patrullas de Policía Local. Ya el ciudadano de a pie, en su día a día, que llame antes si quiere ir por las aceras.

Ya que ni siquiera fueron capaces de completar un trayecto sencillo de 150 m. por las aceras, aunque los servicios de publicidad institucional (mal llamados medios de información municipales) ocultaron muy bien los tramos de obstáculos, no se les puede pedir que intenten acceder a ninguno de los servicios básicos de esa misma plaza. Algunos ejemplos:

Tercera PMR de la misma plaza, sin zona de bajada ni acceso a acerado
«Espacio Joven» reformado recientemente sin respetar ninguna norma de accesibilidad
Como es tradicional, sin rebaje en los pasos de peatones
Complicado detectar las rampas por utilizar solería que incumple la normativa
Las sombras son las mejores para detectar el escalón que mantienen las nuevas obras
Aunque no se puede entrar al edificio de la Notaría, si se lograra habría que escalar aún 7 escalones hasta el ascensor
Peor lo tenemos para llegar al Registro de la Propiedad o la Oficina Liquidadora de la Junta de Andalucía
Tampoco probaron los ediles a contratar con ENDESA o entrar a una cafetería
O simplemente transitar por las aceras en las que los alcorques incluso se mantienen sin las protecciones obligatorias
O visitar la colindante plaza Hortensia González Ruiz

Todos esos ejemplos han sido tomados en un radio de 200m, en la misma Alameda donde ha sido el paseo llamado «ponte en mi lugar». ¿De verdad alguien piensa que se han puesto en el lugar de quienes necesitan sillas de ruedas o sólo han venido a tomarles el pelo?

Nos conformaríamos con saber qué van a hacer al respecto y cuándo. Cuándo van a resolver al menos estos incumplimientos, que son centenares más en el municipio, o confirmarán que sólo ha sido una tomadura de pelo, una función más del teatro al que nos tienen habituados los políticos burlándose en esta ocasión de las personas que padecen, por culpa de sus incumplimientos, problemas de movilidad en sus ciudades.

Es el urbanismo de la ciudad el que provoca los problemas de accesibilidad, no la discapacidad de los ciudadanos.

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